jueves, 26 de mayo de 2016


El Banco de España ha mantenido diferentes reuniones con altos responsables de las entidades financieras para conocer cómo afecta la nueva norma de provisiones y cómo están diseñando el control de riesgos y evitar que concedan créditos por debajo de coste. El supervisor quiere asegurarse de que los grandes bancos desarrollen sus propios sistemas de control para final de 2016. Y que sean fiables. En coordinación con el BCE, el Banco de España sigue de cerca la aplicación de una norma contable que afectará de lleno a los balances bancarios.
El modelo de supervisión es mucho más cercano a los bancos que el que existía antes de la crisis financiera. Para algún directivo, a veces es “intrusivo”, pero ya nadie va a cambiar este arquetipo. Por eso, desde principios de año el Banco de España está manteniendo reuniones con los responsables de las entidades para conocer cómo van construyendo el modelo interno con el que determinarán las provisiones, según la nueva circular contable.
En paralelo, el supervisor también sigue de cerca la forma en la que los bancos diseñan sus políticas de créditos para evitar que sean demasiado baratos, un tema central en la política financiera de este año y de los próximos. En marzo se supo que, según los últimos datos del BCE, el préstamo a hogares concedido en España, ya sea para vivienda o para consumo, estaba entre los menos costosos de la zona euro. En el préstamo a empresas, el interés aplicado acorta distancias con el promedio europeo.
Es decir, el organismo dirigido por Luis Linde quiere evitar que los precios a los que se coloquen los préstamos no cubran el coste operativo, el de capital y el de riesgo de impago, según fuentes del sector que piden el anonimato. Preguntado el Banco de España por esta cuestión, dijo que no hacía comentarios sobre sus actividades con los supervisados.
“Los bancos, a veces, somos como niños. Si el Banco de España se reúne con nosotros, todos entendemos que el asunto de los créditos es muy importante y reaccionamos con más celeridad y rigor que si solo llega una nota”, admite un ejecutivo del sector. “En ocasiones, dentro de los bancos hay una guerra de los responsables comerciales contra los de riesgos. Con esta postura del supervisor, el de riesgos queda reforzado”, apuntan en el mercado.
El supervisor quiere transmitir a la banca que debe ser consciente de que si vende un crédito por debajo de su valor, lo debe anotar en las cuentas al 98% de su valor, por ejemplo, pero no al 100%. Es decir, deberían asumir que ese precio ya supone una pérdida intrínseca, explican fuentes financieras.

Unas décimas decisivas

Estos expertos recuerdan que tan solo unas décimas de variación en el precio de un crédito, sobre un volumen de miles de millones de euros, puede suponer cientos de millones de mayores ingresos para la cuenta de resultados de una entidad al cabo de un año. Este es uno de los mensajes que transmite el Banco de España.
El sector está en una pelea por elevar el volumen de créditos para captar a los mejores clientes y compensar así la caída de márgenes por los bajos tipos de interés. Sin embargo, el supervisor cree que si tiran los precios, la banca no alcanzará el nivel de rentabilidad que exigen los inversores para prestarles capital y no podrán dar créditos a medio plazo.
Las reglas están cambiando y pronto los bancos tendrán sus modelos internos para calcular provisiones. Deberán incluir —a partir de 2018— la pérdida esperada, además de la incurrida, en los créditos. “La nueva norma del Banco de España se queda a medio camino, pero es un avance para lo que va a llegar”, dicen en el sector.

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